miércoles, 9 de mayo de 2018

Están acabados, No pasarán.


Por lo visto un jurista muy experto se ha marchado (ay qué pena me da) 
de la comisión encargada de la reforma del código penal (solo señoros en ella) 
constituida después de la sentencia de la Manada
al parecer porque esta comisión 
le recuerda al nazismo. 
A ese señoro eso de que las mujeres exijamos justicia le parece nazi
porque lo no-nazi ha de ser, entonces, 
eso de que permitamos que nos violen y nos asesinen y además le llamemos a eso JOLGORIO.



La ausencia de lógica del tipo es aplastante, y a parte de obviamente machista me parece tan cretino (o imbécil, gilipollas, tonto del culo, sin cerebro, y todos los sinónimos que se nos puedan ocurrir) y con una capacidad pensante tan atrofiada, que no sé cómo pudo terminar la carrera y ser tan "experto". Pero es que la cosa es así: los machistas no pueden pensar, porque "piensan" con el odio, y así la lógica, la empatía, el sentido común, el sentido de la justicia, el sentido de la medida y otros sentidos y capacidades pensantes y sintientes se ven anulados. Y por eso, todo machista es un imbécil (como poco).
Sé que hay muchos machistas veinteañeros, demasiados, pero aun así me parece que el trabajo de pegadogía feminista que llevamos haciendo durante décadas ha ido calando, y cada vez hay más mujeres y hombres feministas, y el machismo cada vez es algo más rancio y está peor visto y los mismos a los que he visto hacer chistecitos sobre feministas ahora ya no los hacen porque temen quedar como un garrulo de bar con el palillo entre los dientes chorreando acetillo de boquerones en vinagre, como babas de baboso machirulo tratando de mojar el churro. Y es que dan asquito.
Otro cretino nos compara con el nacionalismo catalán y nos llama dogmáticas, como si eso fuese nuevo. La única diferencia es que antes nos lo llamaban los machipedos de las redes sociales y ahora nos lo llaman también los señoros con corbata y escaño, o con corbata y micrófono, o con corbata y puesto de académico en la RAE. O sin corbata pero igual de rancios y antiguos.


Nos pueden llamar lo que les de la gana, pero el feminismo avanza, y va a conseguir la reforma del código penal y no solo eso, va a conseguir (ya lo está haciendo) el cambio de relaciones entre hombres y mujeres en los espacios públicos y privados, desde las asambleas a las cocinas, de las manis a los pañales, desde los votos a la manera de vivir la sexualidad.
Lo va a hacer, lo está haciendo, es imparable, y por eso toda esta reacción machomierda violenta intentando meternos en vereda con violaciones, golpes, sentencias, artículos de periodicucho y tweets encendidos (están que arden de rabia). Pero lo llevan claro.


Sepan los jóvenes machimierdas y los señores pollagrises que lo que llevamos haciendo décadas es imparable, cada vez más imparable, porque nosotras somos cada vez más, porque cada vez tenemos más aliados, y porque ellos están cada vez más decadentes y podridos y acabarán como si Thanos les hubiera dado un repaso, hechos cenizas en su propia decrepitud y en su propio incendio rabioso.

Ellos tienen la fuerza bruta, nosotras tenemos la razón.

lunes, 17 de octubre de 2016

El barrio, el get down, el cubo y los superpoderes.

Me gusta mucho la serie The Get Down por el musicote, por los chavales que son geniales, por las pintas, por la estética general y por lo bien mostrada que está la problemática del bronx durante los años 70.


Salvando mucho las distancias, a veces veo mi barrio de un modo parecido, un lugar del que algunas personas no salen o no salieron, no porque tenga nada de malo vivir en un lugar o en otro, sino porque si no sales nunca del barrio, el barrio no te saldrá nunca de dentro.
Cuando el barrio está enquistado dentro se solidifican dinámicas que no son insanas en si mismas tanto como lo son por su solidificación: es genial salir con los colegas de la adolescencia a tomar birras. No es tan genial tener 45 tacos y tomar birras todos los días en el mismo bar desde hace 30 años con los mismos colegas desde la adolescencia y sólo hacer eso. Te enquista, te atrapa la dinámica y ya no creces. Puede que no seas infeliz, pero tampoco feliz. En The Get Down hay varios personajes intentando salir del barrio, hacer algo distinto con sus vidas, y los demás no siempre se lo ponen fácil. 25 años atrás cuando yo estudiaba C.O.U. y me encerraba algunos domingos a estudiar para subir la media y entrar en la carrera que quería, mi chicho (un punki que vivía de okupa en el barrio) se mosqueaba conmigo porque no salía. Unos años después, cuando yo estudiaba mi segunda carrera, me lo encontré en el metro y se asombró de que siguiera estudiando, me lo reprochó incluso, como si aquello de currarse una profesión vocacional fuese un vicio reprobable. Un par de años después entró al talego; yo me licencié. Cada cual tiene oportunidades distintas o aprovecha las que tiene o no las aprovecha, yo no juzgo a aquel chaval por los pasos que dio y las razones que le llevaron a ello, lo que quiero mostrar es que la presión tienta a quedarse inmovil, y del enquistamiento puedes acabar derribado. En The Get Down un personaje le dice a otro que el barrio es como un cubo lleno de cangrejos, cuando uno quiere salir, otros le sujetan por las patas. Así puede ser a veces. Yo he querido ser el cangrejo que sale y que tiende una mano a otros cangrejos para que salgan también, pero se ha interpretado en ocasiones como "no creerte superior pero casi", y me ha dado mucha pena. Me ha puesto triste porque yo solo quiero incentivar vitalidad en los demás cangrejos, sin olvidarme de que yo también lo soy, solo que a veces salgo del cubo.

Con la militancia sucede lo mismo, vas tomando conciencia y compromiso sobre ciertos asuntos (clase, feminismo, raza...) y te cambia la mirada, no puedes ya vivir dentro del cubo, y quieres que otros vean lo que tú has aprendido a ver, con otros que salieron del cubo antes que tú. Es un ciclo de gran belleza y aprendizaje horizontal y multidireccional, de renovación porque no eres el mismo que hace un año, que hace dos, que hace tres. Y también sucede que hay quienes no quieren que les ayudes a salir del cubo porque tu toma de conciencia les interpela y su interpretación de esa interpelación es "tú lo haces mal y yo bien", pero eso es solo su visión. Quitarse el orgullo que susurra "nadie tiene nada que enseñarte" abre la puerta a la posibilidad de aprender infinidad de verdades, todas ellas más liberadoras. Yo sé que aun estoy en el proceso, y estaré toda la vida, tanto en la toma de conciencia progresiva como en el ir y venir del cubo, pero eso no me impide aliarme con los otros cangrejitos señalados como "te crees superior" porque nos damos vida unos a otros, y porque juntos nos sujetamos para que nadie nos vuelva a arrastrar adentro. En The Get Down, los Fantastic Four plus One son retados a una batalla de hip hop por The Notorious Three, y Shaolin Fantastic tiene miedo de perder ante ellos y ante todo el bronx. Su compañero Ra le dice que, debido a extensas lecturas de comics, sabe que la solución no está solo en tener superpoderes, sino también en unirte a otros que también los tengan para perseguir juntos un propósito común. Eso hacemos las feministas y gracias a ello resistimos las embestidas de los machistas en todas sus formas, sobre todo en las simbólicas, aguantamos la presión del "te crees demasiado lista" porque nos quieren tontas y sumisas (aquí escribí sobre esto hace tiempo), pero tampoco caeremos en ese cubo. En la página que coadministro (reconozco que con irregularidad notable) hemos recibido recientemente otro ataque machista y han vuelto a intentar tumbarnos, quieren que perdamos contacto con los 130 mil seguidores que tenemos, para aislarnos de la comunidad que se ha creado. Pero no saben que somos muchas y somos invencibles porque tenemos superpoderes y estamos unidas, así que la red se ha puesto en marcha para responder colectivamente de modo constructivo. Seguimos vivitas y coleando. Y es que sabemos, como dicen en the Get Down, que si tienes alas, has de aprender a usarlas, y que para eso, has de buscar a los que mantengan viva tu llama. Y no hay cangrejo que pueda parar eso, por más que quiera, porque un cangrejo solo es un cangrejo y nosotrxs tenemos superpoderes, el superpoder de lo colectivo.

El barrio, el get down, el cubo y los superpoderes.

Me gusta mucho la serie The Get Down por el musicote, por los chavales que son geniales, por las pintas, por la estética general y por lo bien mostrada que está la problemática del bronx durante los años 70.


Salvando mucho las distancias, a veces veo mi barrio de un modo parecido, un lugar del que algunas personas no salen o no salieron, no porque tenga nada de malo vivir en un lugar o en otro, sino porque si no sales nunca del barrio, el barrio no te saldrá nunca de dentro.
Cuando el barrio está enquistado dentro se solidifican dinámicas que no son insanas en si mismas tanto como lo son por su solidificación: es genial salir con los colegas de la adolescencia a tomar birras. No es tan genial tener 45 tacos y tomar birras todos los días en el mismo bar desde hace 30 años con los mismos colegas desde la adolescencia y sólo hacer eso. Te enquista, te atrapa la dinámica y ya no creces. Puede que no seas infeliz, pero tampoco feliz. En The Get Down hay varios personajes intentando salir del barrio, hacer algo distinto con sus vidas, y los demás no siempre se lo ponen fácil. 25 años atrás cuando yo estudiaba C.O.U. y me encerraba algunos domingos a estudiar para subir la media y entrar en la carrera que quería, mi chicho (un punki que vivía de okupa en el barrio) se mosqueaba conmigo porque no salía. Unos años después, cuando yo estudiaba mi segunda carrera, me lo encontré en el metro y se asombró de que siguiera estudiando, me lo reprochó incluso, como si aquello de currarse una profesión vocacional fuese un vicio reprobable. Un par de años después entró al talego; yo me licencié. Cada cual tiene oportunidades distintas o aprovecha las que tiene o no las aprovecha, yo no juzgo a aquel chaval por los pasos que dio y las razones que le llevaron a ello, lo que quiero mostrar es que la presión tienta a quedarse inmovil, y del enquistamiento puedes acabar derribado. En The Get Down un personaje le dice a otro que el barrio es como un cubo lleno de cangrejos, cuando uno quiere salir, otros le sujetan por las patas. Así puede ser a veces. Yo he querido ser el cangrejo que sale y que tiende una mano a otros cangrejos para que salgan también, pero se ha interpretado en ocasiones como "no creerte superior pero casi", y me ha dado mucha pena. Me ha puesto triste porque yo solo quiero incentivar vitalidad en los demás cangrejos, sin olvidarme de que yo también lo soy, solo que a veces salgo del cubo.

Con la militancia sucede lo mismo, vas tomando conciencia y compromiso sobre ciertos asuntos (clase, feminismo, raza...) y te cambia la mirada, no puedes ya vivir dentro del cubo, y quieres que otros vean lo que tú has aprendido a ver, con otros que salieron del cubo antes que tú. Es un ciclo de gran belleza y aprendizaje horizontal y multidireccional, de renovación porque no eres el mismo que hace un año, que hace dos, que hace tres. Y también sucede que hay quienes no quieren que les ayudes a salir del cubo porque tu toma de conciencia les interpela y su interpretación de esa interpelación es "tú lo haces mal y yo bien", pero eso es solo su visión. Quitarse el orgullo que susurra "nadie tiene nada que enseñarte" abre la puerta a la posibilidad de aprender infinidad de verdades, todas ellas más liberadoras. Yo sé que aun estoy en el proceso, y estaré toda la vida, tanto en la toma de conciencia progresiva como en el ir y venir del cubo, pero eso no me impide aliarme con los otros cangrejitos señalados como "te crees superior" porque nos damos vida unos a otros, y porque juntos nos sujetamos para que nadie nos vuelva a arrastrar adentro. En The Get Down, los Fantastic Four plus One son retados a una batalla de hip hop por The Notorious Three, y Shaolin Fantastic tiene miedo de perder ante ellos y ante todo el bronx. Su compañero Ra le dice que, debido a extensas lecturas de comics, sabe la solución no está solo en tener superpoderes, sino también en unirte a otros que también los tengan para perseguir juntos un propósito común. Eso hacemos las feministas y gracias a ello resistimos las embestidas de los machistas en todas sus formas, sobre todo en las simbólicas, aguantamos la presión del "te crees demasiado lista" porque nos quieren tontas y sumisas (aquí escribí sobre esto hace tiempo), pero tampoco caeremos en ese cubo. En la página que coadministro (reconozco que con irregularidad notable) hemos recibido recientemente otro ataque machista y han vuelto a intentar tumbarnos, quieren que perdamos contacto con los 130 mi seguidores que tenemos, para aislarnos de la comunidad que se ha creado. Pero no saben que somos muchas y somos invencibles porque tenemos superpoderes y estamos unidas, así que la red se ha puesto en marcha para responder colectivamente de modo constructivo. Seguimos vivitas y coleando. Y es que sabemos, como dicen en the Get Down, que si tienes alas, has de aprender a usarlas, y que para eso, has de buscar a los que mantengan viva tu llama. Y no hay cangrejo que pueda parar eso, por más que quiera, porque un cangrejo solo es un cangrejo y nosotros tenemos superpoderes, el superpoder de lo colectivo.

sábado, 15 de octubre de 2016

digna coherencia libertadora

la militancia feminista exige, así lo creo, más coherencia que cualquier otra, porque no salimos a clamar derechos para las mujeres, dignidad para lo femenino si no nos respetamos a nosotras mismas y a las demás, si nos vinculamos con los que no nos respetan y no rompemos con ellos antes o después, si no aplicamos en casa y en la vida cotidiana lo que pedimos afuera. esto afecta a nuestra vida afectiva y social, a nuestras relaciones, a lo profesional, nuestra maternidad, nuestra vida familiar, nuestra vida sexual, afecta a todas nuestras parcelas vitales.

exige. agota. sin embargo... 

la militancia feminista acaba regalando más coherencia que cualquier otra, porque su exigencia es también el don que nos libera. es difícil ser coherente porque amamos, porque nos equivocamos, porque no siempre somos fuertes y tropezamos y nos perdonamos a nosotras mismas, y no nos fustigamos y volvemos de nuevo a ajustarnos la mirada violeta, la libertad y la rebelión caiga quien caiga de nuestra vida cotidiana, porque podemos temer a éste o aquel, pero más tememos perdernos a nosotras mismas; podemos querer mucho a éste o a aquel, pero más nos queremos a nosotras mismas. y eso, esa grandiosa libertad y dignidad sólo nos las da el feminismo, solo la construimos con otras feministas. y con la exigencia y el hermoso don de la digna coherencia.



(las fotos son de Silvia Bleu, podéis visitar su trabajo en Wix, aquí: http://silviableu.wixsite.com/silvia-bleu/tematica )

viernes, 24 de junio de 2016

Derechos y deberes

           Solemos dar por hecho que disponer de un derecho no conlleva la obligatoriedad de disfrutarlo, pero cuando se trata de los derechos de los trabajadores, obtenidos con la lucha y la muerte de tantos, me pregunto hasta qué punto tenemos el derecho de no hacer uso de los derechos.

                He soportado muchos trabajos precarios, sin contrato, con contratos de mierda, con sueldos de mierda, horarios de mierda. Los aguanté porque era madre sola y no me quedaba otra si quería poner lentejas en la mesa, pero llegó un momento en el que mi cuerpo y mi mente empezaron a pasar factura, cada vez más gravemente. Desarrollé dos enfermedades crónicas y mi calidad de vida descendió drásticamente después de 8 años de maternidad en solitario y trabajos de mierda, doble jornada y un cuerpo que se quejaba cada vez más a menudo.

               El año pasado toqué fondo trabajando en una organización que demandaba de sus trabajadores un rendimiento por encima de lo estipulado en nuestro contrato, con horarios fuera de la jornada, fines de semana y mucho trabajo en casa, con la consecuente dificultad para separar espacios entre lo laboral y lo personal. Cuando nos exigían dar “un poco más” todo el mundo daba por sentado que era nuestra responsabilidad darlo, ya fuese un martes hasta las 9 de la noche o un sábado o un fin de semana con puente. Cuando le dije a mi coordinador que yo no podía seguir así, que necesitaba atender a mi familia (y solo demandaba no trabajar tantas horas en casa, fuera del horario laboral) me dijo “tú tienes un hijo pero yo tengo un gato” y que había que apechugar. Lo intenté, hasta que reventé. Físicamente estaba mal, emocionalmente peor. Decidí hacer uso de mi derecho a una baja laboral aun sabiendo que eso me supondría la no renovación del contrato.

                Así fue, y aun un año después no estoy repuesta de todo aquello, sufro de ansiedad cada vez que pienso en volver a llevar ese ritmo demencial de horas de trabajo fuera, de trabajo en casa, de crianza, y nada de tiempo para cuidar mi cuerpo, mi vida social, mis aficiones, a mí misma. Sufro de ansiedad, y cuando alguien acepta un turno fuera del suyo  y dice “no me importa”, y lo vuelve a aceptar y vuelve a decir “no me importa”, o hace 12 horas de jornada en lugar de 8 o 10 y dice “no me importa” pienso que a mí sí me importa, y que porque a mis compañeros no les importaba y a mí sí, ellos siguen trabajando, renunciando a sus derechos, y yo estoy en paro, con mis derechos intactos, pero sin usar, porque no tengo trabajo.

                      Cada vez que renunciamos sistemáticamente a un derecho laboral porque "a mi no me importa", estamos vendiéndonos y con nosotras, a todas las demás, porque nuestro "no me importa" supone que a quien sí le importa le dejamos con la única opción de elegir entre renunciar a sus derechos, o perder su empleo, acostumbrados como están los empleadores a que "a nadie le importe", lo excepcional se vuelve la norma, y estar al 100% supone estar por encima del 100%. O a la puta calle.

                El domingo votaréis a la izquierda en espera de que defiendan vuestros derechos, y muchxs os olvidaréis, como olvidáis cada vez que aceptáis condiciones de explotación, que los derechos se defienden ejerciéndolos. No podemos conformarnos con actos políticos el día de las elecciones, lo político es constante, cotidiano, diario, en cada decisión que se toma o no se toma, asumiendo los riesgos que conlleve.

                Un buen amigo suele decir “en mi hambre mando yo”, y lo suscribo totalmente. Hay quienes no pueden permitirse ejercer sus derechos porque tienen personas que dependen de ellos,  pero sí puede quien cobra 1.500 euros y no necesita hacer más horas para ganar más (porque se puede vivir con eso) o quien vive aún con sus padres, o quien no tiene cargas familiares, o una vivienda que pagar cada mes. Podemos vivir con dignidad, con tiempo para nosotrxs, o vivir vendidos por cuatro putos duros. Acordémonos no solo el domingo cuando vayamos a votar a esos que esperamos que nos resuelvan la papeleta para después traicionar cualquier logro que puedan obtener para nosotros. Grabémonoslo a fuego: LOS DERECHOS QUE NO SE EJERCEN, SE PIERDEN.


jueves, 12 de mayo de 2016

Rosa Dictador

“-¿Tú nunca llevas tanguita?
  - No
  - ¿Por qué?
  - Porque no me gusta llevar todo el día un trozo de tela metido por el culo.
  [perplejidad]”


¿Ellos llevan tanga para seducirnos a nosotras? No. ¿Porqué? Porque no están socializados en ataviarse con multitud de instrumentos de tortura leídos como “sólo ropa” para estar “guapos” y “sexis”, están socializados en vestir ropa cómoda con la que jugar al fútbol, subir a los árboles, echar carreras, tirarse al suelo a jugar a las chapas. No llevan tanga, porque no están socializados en ataviarse con multitud de instrumentos de tortura leídos como “solo ropa” para atraer al macho, poniendo en este la validación propia (“si le gusto, me gusto”).

“No es opresión, solo es ropa que una mujer elije ponerse, nadie la obliga”
No existe libertad en una sociedad opresora sin un proceso previo de toma de conciencia acerca de la realidad de que no existe libertad en una sociedad opresora. Es de Perogrullo, pero aun falta entender que NADA vincula naturalmente el hecho de nacer con vagina con el hecho de aplaudir entusiasmada a los tres años ante un vestido de tules y satén rosa. Nada. Nada vincula directamente esta “preferencia “ que casi todas las niñas muestran, salvo una socialización patriarcal desde todos los frentes, no se “escoge” el rosa sin que te impongan el rosa como “opción” preferente y natural. Si fuese una elección libre cualquier niño elegiría el rosa o cualquier niña elegiría el negro, o viceversa, con total normalidad. Todos los niños y niñas repartirían sus preferencias y a Pepe le gustaría el verde, a Lola el naranja, a Manolo el morado y a María el rojo. Si vemos niños asqueados de rosa y niñas con rosa de los calcetines a los lazos del pelo, divididos por colores en virtud a los genitales con los que nacieron, es porque se les asignan los colores del mismo modo que se les asignan los roles (ser suave/ser bruto, ser guapa/ser listo, ser curioso/ser cotilla… así hasta el infinito) ¿qué más hace falta para que TODO EL MUNDO tome conciencia de esta realidad tan obvia que muestra con claridad meridiana que NO HAY LIBERTAD, QUE TODO ES SOCIALIZACIÓN DIFERENCIAL, y que quien no entra en el esquema hegemónico es castigado y sancionado socialmente, estigmatizado a pequeña o gran escala? 

No voy a entrar siquiera en la complejidad que supone aceptar que hay niñas con pene y niños con vulva, porque el género es una construcción cultural y por tanto asignada, me voy a quedar en la superficie más visible: hombres cis y mujeres cis reproduciendo roles de género, mandatos impuestos desde la cuna a la tumba. Y me voy a limitar solo a los mandatos estéticos, que son lo más visible por ser eso, estéticos. Y desde ahí, a todo lo demás. 

16 años. Se levanta por la mañana, se ducha, se coloca un poco el pelo, se pone unos bóxer, unos vaqueros, una camiseta, una sudadera y unas deportivas, algo de colonia y sale a la calle. Como mucho media hora y listo para el mundo, listo para correr, caminar, sentarse en un bordillo a fumarse un pitillo, para jugar al balón, para comerse el mundo. Para ser, hasta cierto punto, un ser para sí mismo.




16 años. Se levanta por la mañana, se ducha, se aplica mascarilla en el pelo, exfoliante en la cara. Se seca el pelo, se lo alisa, se hace un peinado (hoy trenzas, mañana coleta, un moño, a veces sencillo, a veces tan elaborado que tiene que venir una amiga a ayudar). Se pone un tanga que le aprieta el ojete durante todo el día, que se ve por fuera de los pantalones como reclamo para ellos (¿a quién coño le interesa llevar un pedazo de tela de ropa interior metido por el culo y visible fuera del resto de la ropa si no es como reclamo sexual?), un vaquero ajustado que aprieta, de talle bajo, que deja fuera los riñones así haga 7 grados ahí afuera. Una camiseta ajustada, escotada y cortita, con un push up debajo (¿es cómodo correr para coger el autobús si tienes las tetas debajo de la barbilla y se te salen por el escote en cuando das dos zanzadas?), zapatitos enanos con el pie comprimido, taconcito con el pie subido en zancos, los gemelos clamando justicia, los juanetes pidiendo clemencia… 
Vamos a por la cara: una cremita hidratante, una base de maquillaje, corrector de ojeras. Maquillaje, polvos, raya en los ojos, sombra de ojos, rimmel, perfilador labial, pintalabios. Tres kilos de mierda obstruyendo tus poros para dar la imagen de un rostro limpio. Tu rostro no está limpio ni bello sin toda esa mierda encima, NECESITAS comprar toda esa mierda, NECESITAS dedicar todo ese tiempo en ponerte encima esa mierda, y luego NECESITAS comparar toda la mierda desmaquilladora y exfoliante para sacarte toda esa mierda de la cara antes de irte a dormir. NECESITAS toda esa parafernalia para sentirte guapa, y además, NECESITAS sentirte guapa, porque ese es el objetivo principal cuando tienes 16 años porque eso es lo que llevas oyendo desde bebé “qué guapa es esta niña!”, y en la tele, y en la calle, y en los videos musicales, y en las revistas de moda para chicas, y en los baños del instituto. tal vez NECESITAS vomitar la comida para estar suficientemente delgada. tal vez NECESITAS hacer cosas que no quieres hacer para ser aceptada, aprobada, validada. Porque tal y como eres y estás, entérate, estás mal.




Elección. ¿quién mierda elige depilarse el cuerpo entero, desde los pies a las cejas, para luego llenarlo de potingues y cubrirlo con mierdas que te aprietan el culo, el ojete, la tripa, que te empujan las tetas hacia arriba, metiendo barriga, tensando los gemelos, embutiendo los pies? Lo elige la que no es consciente de que no está eligiendo en absoluto, porque si se puede elegir, elijo no someterme a toda esa mierda, y si lo hago, sé que lo hago sin poder elegir demasiado. Yo elijo depilarme sabiendo que si elijo no depilarme me señalarán por la calle. A ellos no. Pero todo lo demás elijo no elegirlo, porque quiero caminar con libertad, así que escojo deportivas, y quiero respirar, así que escojo no llevar la tripa apretada y metida hacia adentro, y quiero bajar a la compra sin que me preocupe tres mierdas si las cejas hace mucho que no me las repaso. Elijo llevar bragas porque no se me mete nada por el culo, y elijo llevar escote cuando hace calor y cuello vuelto cuando hace frío, falda corta en verano y pantalones abrigados en invierno.


Elijo no operarme las tetas, ni hacerme una liposucción, elijo que mis tetas sigan donde están después de un embarazo y casi un año de crianza dando pecho a mi hijo, y mi barriga siga donde está después de haber alojado a mi hijo durante nueve meses. Elijo no hacerme un lifting ni una lipoescultura, que mis patas de gallo atestigüen mis cuatro décadas y media de risas y llantos, de esfuerzo y de placeres. 


Elijo teñirme las canas solo cuando me apetezca ponerme a ello, elijo que cuando me miren vean en mi libertad de elección, huellas de vida, no un reclamo sexual, una cosa bonita porque se adecúa al modelo imperante y desfigurado de la mujer sin rostro (operada, maquillada, recién salida de la peluquería, igualada a todas las demás operadas, maquilladas y recién salidas de la peluquería).



Después de saber todo esto, de saber que no elegimos una mierda, entonces elegimos hasta donde transigimos con los mandatos y hasta donde no. Y si sabes que no eliges, entonces acepto que eliges ponerte hoy esos tacones, consciente de que eliges tan poco como yo cuando me depilo las cejas.

Y hermanas, yo no critico a las que entran en el juego inconscientes de hacerlo, ni a las que entramos en este punto o aquel del juego conscientes de hacerlo, critico el puto juego en sí, y a todos los que nos lo meten con calzador, como esos putos tacones de marca.  Critico el puto juego que nos hace sentir inadecuadas si no entramos en el juego, critico que lo llamen libertad cuando no es más que más de lo mismo.



Por favor, hablemos con nuestras niñas, antes de que lo haga la industria "de la belleza".  Démosles, de verdad, la oportunidad de "elegir" si quieren ser o no princesas, si quieren o no sucumbir a la dictadura del rosa, si quieren vivir el rosa como princesas, o como niñas divertidas, dejemos que de verdad puedan elegir cómo ser sus propias princesas y sus propias guerreras.









domingo, 17 de abril de 2016

fsystem


A veces pienso que el asperger y el autismo son mecanismos de la especie para resistir a la demencia de la civilización. Unos cuantos individuos liberados de las toxicidades de lo social, explorando modos distintos de estar en el mundo. La alternativa "socializada" que nos queda al resto se mueve entre la estupidización, la alienación o las drogas (legales o no). Porque sin esas tres alternativas solo queda la enfermedad mental, fisiológica o inducida, y a la naturaleza seguro que lo le gusta que una de sus especies se esté echando a perder de tantas formas.


Buscamos la indolencia, o nos la inoculan, follando cuerpos como cáscaras como si de verdad nos gustase, agarrándonos a la pareja como tabla de salvación, pasando el Día del Niño paseando con nuestros hijos como si fuese una celebración inocua, mientras los niños del mundo extraen coltan, parten piedras, cosen balones. Creamos espejismos de felicidad tomando copas con los amigos, trasnochando, vistiendo ropa de moda, comiendo fast food, follando fast fucks, amando fast love, socializando en las redes, desconectados del ser humano que vive pared con pared. 



Aquel que se organiza con otros para luchar contra la máquina es leído por los bien ajustados como ansioso por salir en la foto; aquella que vive su furia contra la violencia capitalista y patriarcal es leída por los bien engrasados como puta histérica sin sentido; aquel que busca en los libros respuestas a sus quiebres internos es leído por los analfabetos funcionales como un ratón de biblioteca que no sabe divertirse; aquella que llora por siria, por los que cruzan el estrecho, por palestina, por las ajusticiadas del sistema es leída por los hedonistas del sistema como una desequilibrada emocional. Llaman desequilibrio a la negativa a vivir en matrix, al genuino sentimiento ante el dolor creado por la humanidad deshumanizada. El desequilibrio está presente en esta jodida maquinaria trituradora de carne y de almas, y si lo sientes, te llaman "inestable". 

La naturaleza crea sus mecanismos de compensación, ante tanto enfermo del alma, medicado con ansiolíticos y antidepresivos, ante tanto psicótico con la psique quebrada, ante tanto psicópata con la conciencia desmantelada, la Naturaleza va originando seres distintos que puedan seguir poblando la Tierra sin deshacerse a cada paso, sin cooperar con la violencia que todo lo mancha y a ellos los expertos les ponen etiquetas y les cuelgan diagnósticos, ignorantes de su propio cuadro clínico interno: Trastorno del Alma Muerta, Síndrome del Indolente Crónico, Desorden de la Personalidad Autocentrada. 

Quisiera por momentos salir de este estado para educar a mi hijo para este mundo de mierda y que viva su vida de mierda inconsciente de que es una vida de mierda, pero después reculo, porque al final escojo la pastillita roja, con todas sus consecuencias, aunque eso me suponga tomar también las pastillitas legales que me permitan seguir tratando de luchar contra matrix, porque sé que no estoy sola, no lo estamos, aunque pretendan hacernos creer que estamos rotos y solos y que no hay escapatoria. 

FUCK THE SYSTEM 
https://www.facebook.com/Voz.Intuitiva.INTP/videos/vb.1660175907559557/1719301114980369/?type=2&theater