“-¿Tú nunca llevas tanguita?
- No
- ¿Por qué?
- Porque no me gusta llevar todo el día un trozo de tela
metido por el culo.
[perplejidad]”
¿Ellos llevan tanga para seducirnos a nosotras? No. ¿Porqué?
Porque no están socializados en ataviarse con multitud de instrumentos de
tortura leídos como “sólo ropa” para estar “guapos” y “sexis”, están
socializados en vestir ropa cómoda con la que jugar al fútbol, subir a los
árboles, echar carreras, tirarse al suelo a jugar a las chapas. No llevan
tanga, porque no están socializados en ataviarse con multitud de instrumentos
de tortura leídos como “solo ropa” para atraer al macho, poniendo en este la
validación propia (“si le gusto, me gusto”).
“No es opresión, solo es ropa que una mujer elije ponerse,
nadie la obliga”
No existe libertad en una sociedad opresora sin un proceso
previo de toma de conciencia acerca de la realidad de que no existe libertad en
una sociedad opresora. Es de Perogrullo, pero aun falta entender que NADA
vincula naturalmente el hecho de nacer con vagina con el hecho de aplaudir
entusiasmada a los tres años ante un vestido de tules y satén rosa. Nada. Nada vincula
directamente esta “preferencia “ que casi todas las niñas muestran, salvo una
socialización patriarcal desde todos los frentes, no se “escoge” el rosa sin
que te impongan el rosa como “opción” preferente y natural. Si fuese una
elección libre cualquier niño elegiría el rosa o cualquier niña elegiría el
negro, o viceversa, con total normalidad. Todos los niños y niñas repartirían
sus preferencias y a Pepe le gustaría el verde, a Lola el naranja, a Manolo el
morado y a María el rojo. Si vemos niños asqueados de rosa y niñas con rosa de
los calcetines a los lazos del pelo, divididos por colores en virtud a los
genitales con los que nacieron, es porque se les asignan los colores del mismo
modo que se les asignan los roles (ser suave/ser bruto, ser guapa/ser listo,
ser curioso/ser cotilla… así hasta el infinito) ¿qué más hace falta para que
TODO EL MUNDO tome conciencia de esta realidad tan obvia que muestra con
claridad meridiana que NO HAY LIBERTAD, QUE TODO ES SOCIALIZACIÓN DIFERENCIAL,
y que quien no entra en el esquema hegemónico es castigado y sancionado
socialmente, estigmatizado a pequeña o gran escala?
No voy a entrar siquiera en la complejidad que supone aceptar que hay niñas con
pene y niños con vulva, porque el género es una construcción cultural y por
tanto asignada, me voy a quedar en la superficie más visible: hombres cis y
mujeres cis reproduciendo roles de género, mandatos impuestos desde la cuna a
la tumba. Y me voy a limitar solo a los mandatos estéticos, que son lo más
visible por ser eso, estéticos. Y desde ahí, a todo lo demás.
16 años. Se levanta por la mañana, se ducha, se coloca un poco el pelo,
se pone unos bóxer, unos vaqueros, una camiseta, una sudadera y unas deportivas,
algo de colonia y sale a la calle. Como mucho media hora y listo para el mundo,
listo para correr, caminar, sentarse en un bordillo a fumarse un pitillo, para
jugar al balón, para comerse el mundo. Para ser, hasta cierto punto, un ser para sí mismo.
16 años. Se levanta por la mañana, se ducha, se aplica
mascarilla en el pelo, exfoliante en la cara. Se seca el pelo, se lo alisa, se
hace un peinado (hoy trenzas, mañana coleta, un moño, a veces sencillo, a veces
tan elaborado que tiene que venir una amiga a ayudar). Se pone un tanga que le
aprieta el ojete durante todo el día, que se ve por fuera de los pantalones como
reclamo para ellos (¿a quién coño le interesa llevar un pedazo de tela de ropa
interior metido por el culo y visible fuera del resto de la ropa si no es como
reclamo sexual?), un vaquero ajustado que aprieta, de talle bajo, que deja
fuera los riñones así haga 7 grados ahí afuera. Una camiseta ajustada, escotada
y cortita, con un push up debajo (¿es cómodo correr para coger el autobús si
tienes las tetas debajo de la barbilla y se te salen por el escote en cuando
das dos zanzadas?), zapatitos enanos con el pie comprimido, taconcito con el
pie subido en zancos, los gemelos clamando justicia, los juanetes pidiendo
clemencia…
Vamos a por la cara: una cremita hidratante, una base de maquillaje, corrector
de ojeras. Maquillaje, polvos, raya en los ojos, sombra de ojos, rimmel,
perfilador labial, pintalabios. Tres kilos de mierda obstruyendo tus poros para
dar la imagen de un rostro limpio. Tu rostro no está limpio ni bello sin toda
esa mierda encima, NECESITAS comprar toda esa mierda, NECESITAS dedicar todo
ese tiempo en ponerte encima esa mierda, y luego NECESITAS comparar toda la
mierda desmaquilladora y exfoliante para sacarte toda esa mierda de la cara
antes de irte a dormir. NECESITAS toda esa parafernalia para sentirte guapa, y
además, NECESITAS sentirte guapa, porque ese es el objetivo principal cuando
tienes 16 años porque eso es lo que llevas oyendo desde bebé “qué guapa es esta
niña!”, y en la tele, y en la calle, y en los videos musicales, y en las
revistas de moda para chicas, y en los baños del instituto. tal vez NECESITAS vomitar la comida para estar suficientemente delgada. tal vez NECESITAS hacer cosas que no quieres hacer para ser aceptada, aprobada, validada. Porque tal y como eres y estás, entérate, estás mal.
Elección. ¿quién mierda elige depilarse el cuerpo entero,
desde los pies a las cejas, para luego llenarlo de potingues y cubrirlo con mierdas
que te aprietan el culo, el ojete, la tripa, que te empujan las tetas hacia
arriba, metiendo barriga, tensando los gemelos, embutiendo los pies? Lo elige
la que no es consciente de que no está eligiendo en absoluto, porque si se
puede elegir, elijo no someterme a toda esa mierda, y si lo hago, sé que lo
hago sin poder elegir demasiado. Yo elijo depilarme sabiendo que si elijo no
depilarme me señalarán por la calle. A ellos no. Pero todo lo demás elijo no
elegirlo, porque quiero caminar con libertad, así que escojo deportivas, y
quiero respirar, así que escojo no llevar la tripa apretada y metida hacia
adentro, y quiero bajar a la compra sin que me preocupe tres mierdas si las
cejas hace mucho que no me las repaso. Elijo llevar bragas porque no se me mete
nada por el culo, y elijo llevar escote cuando hace calor y cuello vuelto
cuando hace frío, falda corta en verano y pantalones abrigados en invierno.
Elijo no operarme las tetas, ni hacerme una liposucción,
elijo que mis tetas sigan donde están después de un embarazo y casi un año de
crianza dando pecho a mi hijo, y mi barriga siga donde está después de haber
alojado a mi hijo durante nueve meses. Elijo no hacerme un lifting ni una lipoescultura,
que mis patas de gallo atestigüen mis cuatro décadas y media de risas y
llantos, de esfuerzo y de placeres.
Elijo teñirme las canas solo cuando me
apetezca ponerme a ello, elijo que cuando me miren vean en mi libertad de
elección, huellas de vida, no un reclamo sexual, una cosa bonita porque se
adecúa al modelo imperante y desfigurado de la mujer sin rostro (operada,
maquillada, recién salida de la peluquería, igualada a todas las demás
operadas, maquilladas y recién salidas de la peluquería).
Después de saber todo esto, de saber que no elegimos una
mierda, entonces elegimos hasta donde transigimos con los mandatos y hasta
donde no. Y si sabes que no eliges, entonces acepto que eliges ponerte hoy esos
tacones, consciente de que eliges tan poco como yo cuando me depilo las cejas.
Y hermanas, yo no critico a las que entran en el juego inconscientes de
hacerlo, ni a las que entramos en este punto o aquel del juego conscientes de
hacerlo, critico el puto juego en sí, y a todos los que nos lo meten con
calzador, como esos putos tacones de marca. Critico el puto juego que nos hace sentir
inadecuadas si no entramos en el juego, critico que lo llamen libertad cuando
no es más que más de lo mismo.